martes, 4 de junio de 2013

Teatro Circo Price: su historia




      EL PRICE

      El Teatro Circo Price ha vivido muchas vidas. Hay que remontarse al siglo XIX para descubrir sus comienzos, de la mano de Thomas Price. El señor Price era un domador de caballos irlandés, perteneciente a una antigua estirpe de acróbatas, que llegó a Madrid en 1847.
      Por aquel entonces, la ciudad vivía un auténtico apogeo de las artes circenses : el Teatro Circo Príncipe Alfonso, el Teatro del Circo, que también alojaba espectáculos de ópera; el Circo Rivas, el Circo Colón, el Circo Nuevo... Esta pasión del público por el espectáculo se extendía también a otros géneros; hay que tener en cuenta la gran cantidad de teatros que ofrecían dramas, comedias, zarzuela o variedades. Thomas Price, que se había instalado en la ciudad desde 1858, era popular gracias a su barracón cercano a la antigua plaza de toros de la Puerta de Alcalá, donde actuaban célebres compañías acrobáticas. La buena acogida del público lleva a Price a levantar su propio circo. Así, en 1868, en un Madrid alborotado por el crecimiento demográfico y la amplia oferta lúdica y cultural, nace el Primer Circo de Price , obra del arquitecto Pedro Vidal. Era de madera y tenía una pista central. Estaba en el terreno de un antiguo jardín en el paseo de Recoletos, en lo que hoy sería la esquina con la calle Bárbara de Braganza.


      EL SEGUNDO PRICE

      El éxito fue tal que en 1879 toma forma el proyecto de un nuevo circo Price, mejor dotado, capaz de acoger los números más espectaculares. Por aquel entonces Thomas Price ya había fallecido, y sería su yerno, el también domador ecuestre William Parish, quien se haría cargo del nuevo circo.

      La noche del 5 de diciembre de 1880 el señor Parish inaugura el nuevo Circo Teatro de Price, diseñado por el arquitecto Agustín Ortiz de Villajos. Y aquí comienza otra de las vidas de este circo único. Tuvo lugar en la Plaza del Rey , donde ahora se ubica la sede del Ministerio de Cultura. A lo largo de su historia cambió varias veces de nombre: desde el inicial Circo Teatro de Price, hasta el definitivo Teatro Circo de Price, pasando por épocas como la de 1917-1927, en que se alterna el nombre de Price con el de Circo de Parish. Este cambio se debe a un homenaje a Parish a raíz de su muerte en 1917.


      Fondo Archivo de la Villa

      UN REFERENTE EN LA VIDA CULTURAL MADRILEÑA

      En las primeras décadas del siglo XX conviven espectáculos de circo con representaciones de zarzuela, números de revista, lotería, combates de lucha libre y boxeo o conciertos de música clásica. En esta luminosa época se suceden en la dirección Leonard Henry Parish (1917-1930), y Mariano Sánchez Rexach (1930-1936).

      Llega la Guerra Civil y la actividad se detiene; además un bombardeo destruye el edificio. Pero en 1940 se reconstruye, y durante los siguientes años la dirección del circo pasa por diferentes manos: Francisco Perezoff (1940-1941), Juan Carcellé (1941-1960), y Manuel Feijoo y Arturo Castilla (1960-1970). Todos ellos contribuyen a que ésta sea una de las épocas de mayor esplendor para la casa. Las actuaciones de magníficos artistas convierten al Price en la “Catedral del Circo español”. Pero también se hacen célebres los espectáculos de revista con Mary Santpere, Ángel de Andrés o Luis Sánchez Polack “Tip”. Y qué decir de los legendarios conciertos del Price, desde Estrellita Castro hasta el Dúo Dinámico; sin olvidar los recitales de flamenco con figuras de la talla de Antonio Molina, Rafael Farina o Juanito Valderrama; ni los recordados conciertos de rock los domingos por la mañana, donde debutaron artistas como Miguel Ríos, por aquel entonces “Mike” Ríos. El 12 de abril de 1970 el segundo Price ofrece su última función. El público y el panorama artístico recibieron esta noticia con desconsuelo. En las décadas posteriores fue haciéndose evidente la necesidad de recuperar el Price. Un grupo de personas vinculadas a este circo ya histórico, como los empresarios Soria y Manuel Feijoo, José María González o José Villa del Río “Tonetti”; numerosos artistas de significadas familias circenses, críticos e intelectuales, las asociaciones de Amigos del Circo y la de Artistas y Amigos de las Artes Circenses, así como expertos en artes circenses como José Mario Armero y Pedro Rocamora, dedicaron sus esfuerzos durante las décadas de los ochenta y los noventa a esta tarea. Hay que destacar a Arturo Castilla, director del antiguo Price que durante sus últimos años de vida realizó innumerables gestiones para que Madrid contara con un Teatro Circo nuevo.


      UN TEATRO CIRCO PARA MADRID

      El circo estable de Madrid comienza su andadura por decisión del Ayuntamiento de Madrid, en 1999. En el proyecto confluyen tres objetivos: la rehabilitación del barrio de Lavapiés, la creación de un nuevo equipamiento cultural y la salvaguarda del patrimonio arquitectónico de la Ronda de Atocha.

      La viabilidad de este proyecto se hace posible gracias a la colaboración de las Administraciones Públicas. Mediante convenio entre el Ministerio de Cultura (Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música) y el Ayuntamiento de Madrid suscrito el 2 de junio de 1999, éste adquiere la finca situada en el número 35 de la Ronda de Atocha, que ocupaba la antigua fábrica Pacisa, condicionado a la construcción del circo estable. En ese mismo acuerdo se estableció también la adquisición de terrenos y la construcción del Teatro Olimpia (actual Teatro Valle-Inclán) por parte del Ayuntamiento, y el equipamiento escénico y el mantenimiento de la actividad teatral por el INAEM. Las obras del nuevo Teatro Circo Price se inician, según el proyecto del arquitecto Mariano Bayón, en 2002. La inversión total de más de 25.000.000 euros por parte del Ayuntamiento de Madrid dota a la ciudad de un singular espacio escénico, y la incorpora a la red de capitales, como Paris con su Circo de Invierno, Bruselas, Munich y el Circo Krone, Ámsterdam, el Coliseo de los Recreos de Lisboa, o Budapest que, sin embargo, han conservado sus circos construidos a fines del siglo XIX y principios del XX; así como Londres, Viena, Manchester o Copenhague, que también cuentan con sus circos estables. Por fin, en Navidades de 2006 el nuevo Teatro Circo se abre por primera vez al público durante unas semanas con un espectáculo circense y una exposición. La inauguración oficial se llevaría a cabo unos meses después, en marzo de 2007. Estas líneas quieren reconocer y agradecer a todos aquellos que lo hicieron posible.


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