Bandidos en la Cárcel del Saladero
En 1831 los madrileños proscritos dejaron de «dormir bajo el ángel» -dicho castizo que hacía alusión al ángel de la cornisa del Palacio de Santa Cruz, antaño Cárcel de Corte-. Fue el momento en que
ABC Hemeroteca > 17/08/2007 >
En 1831 los madrileños proscritos dejaron
de «dormir bajo el ángel» -dicho castizo que hacía alusión al ángel de
la cornisa del Palacio de Santa Cruz, antaño Cárcel de Corte-. Fue el
momento en que un antiguo saladero de tocino cambia su uso para
convertirse en la tétrica Cárcel del Saladero.
Seguramente
el hecho de una peligrosa epidemia que se propagó por la Cárcel de
Corte -y que los funcionarios temían se extendiera fuera de las rejas-
provocó este cambio, en un principio provisional hasta la construcción
de un «Presidio o Casa para los forzados y una Casa de corrección».
«Estrechos corredores»
Los
libros de arquitectura recuerdan las trazas de este edificio, primero
cárcel y luego correccional para jóvenes. Situado frente al también
desaparecido convento de Santa Bárbara -casi en las afueras de la
ciudad-, fue construido por Ventura Rodríguez en 1768 como casa para la
matanza de cerdos, saladero y provisión de tocino. Por tanto, era un
gran caserón típicamente dieciochesco, de tres pisos y con una fachada
de ejecución sencilla, pero bella. Sin embargo, Ángel Fernandez de los
Ríos, en su «Guía de Madrid» publicada en 1876, recuerda que era «un
edificio lóbrego, oscuro, tenebroso, de estrechos corredores e
inconvenientes habitaciones, donde viven confundidos los acusados de
delitos leves con sospechosos de los crímenes más atroces; los
sentenciados y rematados en espera de ir a su destino, con los que
todavía tienen en sumario su proceso; los jóvenes que apenas han puesto
el pie en la senda del vicio, con los más endurecidos criminales».
Por
ello, sus lúgubres celdas acogieron a presos como los bandoleros Luis
Candelas o Francisco de Villena, más conocido como Paco «el Sastre»; a
políticos como Nicolás Salmerón o Fernando Garrido; al cura Merino. al
abogado Salustiano Olózaga...
Derribada
Cumplió
su función penitenciaria hasta mediados de 1884, fecha en que fue
sustituida por la Cárcel Modelo, en la plaza de la Moncloa. Un año
después, en 1885, fue derribada para construir sobre el solar el palacio
de la marquesa de Guevara, en la actualidad ocupado por un Banco.
Pero
volvamos a esta prisión, una de las más conocidas de la época. No sólo
las numerosas fugas de reos y sus talleres de falsificación de billetes
convirtieron a la Cárcel del Saladero en una institución famosa. También
la confusión de edades y criminalidad, las conspiraciones continuas,
las estafas y las luchas entre presos y contra los guardias llenaron
numerosas páginas en sumarios judiciales. Recordemos ahora a algunos de
los prisioneros más famosos que dieron con sus huesos en sus celdas.
Luis Candelas y el cura Merino.
Por
ejemplo, el famoso Luis Candelas Cagigal, que entró por primera vez en
la cárcel a los 21 años. Como en la actualidad, todo reo debía ser
fichado al entrar y en el caso de nuestro famoso bandolero, se anota en
sus datos ladrón «espadista» y «tomador del dos». Lo demás ya es
historia conocida...
Seguimos ahora con un
religioso, el famoso cura Merino que terminó sus días ejecutado en el
Campo de los Guardias. Este singular personaje atentó con un puñal
contra Isabel II en una galería del Palacio Real cuando se dirigía a la
presentación de su hija la Infanta Isabel hacia la Basílica de Atocha.
La historia se ha encargado de recordar que este suceso no tuvo mayores
consecuencias gracias a las ballenas del corsé que lucía la reina.
Aunque tras el juicio se demostró que el cura no tenía cómplices y que
estaba trastornado mentalmente, finalmente fue ejecutado.
Seguimos
ahora con otro bandido, también amigo de Luis Candelas -fue su segundo
lugarteniente- y que compartió fechorías con la banda de Mariano
Balseiro. Hablamos de Francisco de Villena, más conocido como Paco «el
Sastre», cabecilla de una banda que campaba a sus anchas en la Pedriza
allá por 1840.
Este madrileño fue detenido el 5 de
enero de 1838 e internado en la cárcel del Saladero, de donde se fugó un
año más tarde con su socio Balseiro, también preso allí. El motivo de
su arresto no fue otro que el secuestro de dos hijos del rico Marqués de
Gaviria, intendente del Palacio Real. Manuel y Paco, que así se
llamaban los niños, seguían sus estudios en las Escuelas Pías de la
calle de Hortaleza.
Secuestro y rescate.
Como
regularmente pasaban los fines de semana en una finca familiar de
Valdemoro, una tarde, un falso criado en coche de caballos reclamó a los
dos niños para su traslado, cumpliendo -decía- los deseos del marqués.
Sin embargo, el fin no era otro que el secuestro para pedir después un
rescate -tres mil onzas de oro, dicen las crónicas-.
Pero
el padre prior, que habitualmente salía a despedirlos, se dio cuenta de
que el carruaje no era el del intendente ni el cochero tomaba la
dirección correcta -en realidad tomaban camino hacia el campamento del
bandido en La Pedriza-. Se puso en contacto con el padre y pronto se
organizó una batida por los alrededores, por lo que los ladrones
abandonaron a los niños a su suerte.
Pocos días
después, Paco «el Sastre» y su socio Balseiro fueron descubiertos
casualmente en las proximidades del Rastro y detenidos después de una
persecución espectacular por las calles aledañas.
Finalmente,
el 20 de julio de 1839, a las once y media de la mañana, fue ejecutado
el primero de ellos en un patíbulo levantado en el paseo de Pontones,
cerca de la Puerta de Toledo. Media hora antes ya había dejado de
respirar su socio.
El edificio fue construido por Ventura Rodríguez en 1768 frente al convento de Santa Bárbara destinado a matadero de cerdos y saladero de tocino. En la planta superior estaban las habitaciones de los dependientes. Desde principios del siglo XIX hasta 1884 se destinó a prisión instalándose aquí la cárcel de la Villa, la de la Corte y la de jóvenes constituyendo el primer establecimiento penitenciario de Madrid. El edificio se derribó hacia 1887 y, en su lugar, se construyó en 1920 el palacio de la condesa de Guevara, ocupado en la actualidad por el Banco del Crédito a la Construcción.
- Situación: Plaza de Santa Bárbara c/v a Sagasta
- Otros nombres: Saladero de tocino
- Autor/es: Ventura Rodríguez
- Fecha de construcción: 1768
- Destino actual: Desaparecido
El edificio fue construido por Ventura Rodríguez en 1768 frente al convento de Santa Bárbara destinado a matadero de cerdos y saladero de tocino. En la planta superior estaban las habitaciones de los dependientes. Desde principios del siglo XIX hasta 1884 se destinó a prisión instalándose aquí la cárcel de la Villa, la de la Corte y la de jóvenes constituyendo el primer establecimiento penitenciario de Madrid. El edificio se derribó hacia 1887 y, en su lugar, se construyó en 1920 el palacio de la condesa de Guevara, ocupado en la actualidad por el Banco del Crédito a la Construcción.
Ventura Rodríguez, por Francisco de Goya (1784).Nationalmuseum, Estocolmo, Suecia. |
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